Solitario en la tierra desierta y lo único que me preocupa es tu corazón. ¿Sabré en que lugar te encuentras? Pierdo la esperanza. ¿Nuestros corazones ya habrán perdido aquella conexión que tenían, aquella conexión que se creó cuando nos miramos a los ojos?
La oscuridad me rodea… me encuentro solo y temo perder tu recuerdo, no quiero olvidarte. Mi corazón suplica un rastro de tu existencia… Te amo, pero ya no te tengo, el destino nos separó, pero sé que dentro de mí hay algo que me atrae, que me lleva hacia ti.
Observo el manto estrellado sobre mí, y de tantas estrellas solo brilla una: esa eres tú, y si con solo alargar la mano te pudiese tener a mi lado, créeme que lo haría sin dudar.
Camino y no sé a donde voy, pero te busco porque una vez me sonreíste y me dijiste que era importante para ti. El deseo de buscarte demuestra lo que siento por ti; no me asusta un futuro oscuro si tú estás a mi lado, conmigo, y que jamás nos separaremos porque nuestros corazones lo piden así.
Miro hacia delante, ¿debería verte? Ojala fuese así…
La tierra yerma se resquebraja como mi corazón por ti y desciendo entre la soledad con tu recuerdo en mi mente. Un recuerdo que lucha por existir, un recuerdo que quiere vivir, un recuerdo que dura un fugaz segundo. Un segundo lleno de luz. Una luz que me servirá para salir de las simas más profundas de la oscuridad y llegar a ti, pero no sé si es demasiado tarde, y aquella luz mengua cada segundo.
Ya no queda nada de aquella luz…Pero ahora te veo, estás enfrente de mí y lo único que puedo decirte es: lo siento.